martes, agosto 11, 2015

Cuando el corazón no escucha a la razón

No se en que momento leerás esto, (si en verdad me conoces bien deberías leerlo antes de tu llegada) y en poco días sabrás que después de miles de kms, me quedó algo por decir y se quedó plasmado en mi cara de desconsuelo cuando me despedí. ¿Con quién acabo de hablar? creo que algo de ti se quedó aquí conmigo, tu olor en tu bata de levantar, tu risa que me ha seguido estos dos días y tus fuertes pisadas al llegar a casa me penan a cada momento que creo tenerte cerca. Hoy quiero creer que lo bueno se quedó conmigo, y que lo cruel se ha ido de trabajo, porque es necesario ser así por el tipo de trabajo que tienes y personas que te rodean. Quiero creer que nunca hablamos hoy, que era el año 2008, que esto recién comenzaba... pero no es así, creo que no hemos aprendido mucho, los patrones se siguen repitiendo. 

No tengo miedo de ti, tengo miedo de lo que somos capaces de decirnos para dañarnos, de cruzar esa linea que divide los recuerdos en los que permanecen y los que se olvidan. Pensé que estabas orgulloso de mi, pero hoy me di cuenta que no. Pensé que confiabas en mi criterio, pero hoy descubrí que no confías para nada en mi, pensé que lo habíamos hecho bien ... pero parece que no, solo nos enredamos y confundimos entre tanta promesa. ¿Qué te pasó? ...no entiendo. 

¿En qué momento volvimos a ser salvajes, y perdimos todo lo doméstico que teníamos?, disculpa si te grite, si herí tus sentimientos, e incluso si te insulté pero creo no haberte denigrado como tu lo hiciste hoy. Desconfianza y no creer en mi, dos cosas que me rompieron en pedazos, creo demostrar con creces que si puedo hacer las cosas bien, y lo he hecho con mis resultados. Y la confianza creo que me la volví a ganar hace tiempo, pero en el sentido en que tu la nombraste... nunca la he quebrado. 

Hoy más que nunca quiero recordarte que te conocí un 24 de agosto del 2005, vi en ti un hombre guapo, con una voz que imponía respeto en todo el espacio, un adolescente con los mismos sueños que yo, un enamorado de la música y el cine, un excelente hijo y hermano, una persona inteligente a más no poder... eso vi en ti, no vi en donde estarías en 10 años más, porque lo único que deseaba era tenerte cerca por el máximo de tiempo que pudiese. No quiero tu dinero, no quiero tus regalos, no quiero tus malas palabras, no quiero tu humillación, quiero y AMO al hombre que mencioné hace un momento, que es verdad que ha madurado y ha sufrido cambios pero mantiene esa misma esencia que me cautivó aquel día. Quiero amor, quiero respeto, quiero que me admires, quiero que confíes en mi, quiero que me ames bien.

Te amo, y aunque las palabras sean duras y fuertes y aunque la razón me diga que esto ya no puede seguir, acá manda el corazón, y creo en ti, en nosotros, en lo que viene. No me ames así, que así no es la mejor forma, ámame como ese primer día en NY en que cumplíamos nuestro primer sueño como solo una persona, ámame como ese día que me dijiste que cumpliera mi sueño de ser arquitecta que no me parara nadie, ámame como ese día que me recogiste cuando reprobé el año, ámame como ese día que me abrazaste fuerte porque mis tíos ya estaban en el cielo, ámame como tu solamente me has sabido amar. Con el alma.

Te espero, para que vuelvas a poner todo lo bueno que dejaste aquí acompañándome y cuidándome, no lo conviertas en un solo recuerdo.

Nunca, aunque pase el tiempo, aunque no sigamos juntos, NUNCA voy a dejar de creer en ti. Espero que algún día logres volver a creer en mi.